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miércoles, 17 de abril de 2013

LA EDAD DE LAS PIRÁMIDES: NI SE SABE


AÑO 3000 D.C. Vamos por un terreno inhóspito y encontramos una edificación pétrea. Especulamos con su antigüedad mientras buscamos la manera de acceder a su interior. He aquí que damos con el modo y seguimos soñando sobre lo realmente antiguos que han de ser los muros y pasadizos que contemplamos.
Llegamos a lo que parece ser una cámara sepulcral y entre los objetos que vemos se halla una fotografía muy antigua de alguien que a duras penas podemos leer su nombre.

Vaya, lo conseguimos... la leyenda dice así "Cristiano Ronaldo con afecto para Jaime" y una fecha "14-4-2013"
Eureka!! La fotografía nos indica que el cojunto arquitectónico data del 2013 D.C. .....Que estupidez!! ¿Verdad?

Pues esto es lo que se hace hoy en día en la datación de restos no orgánicos, recordemos que para los orgánicos se utiliza el método del carbono 14 mejorado ostensiblemente.
Pero como se datan los restos no orgánicos:

Se conoce como datación por termoluminiscencia la capacidad que tienen algunos minerales como el cuarzo y los feldespatos para emitir luz cuando son calentados. El origen de esta emisión es la imperfección de su estructura cristalina, que provoca que algunos electrones libres se sitúen en niveles energéticos superiores a su nivel fundamental. Cuando se produce un aporte de calor, parte de la energía se transmite a estos electrones, los cuales, si se supera un límite de energía pueden escaparse de la <<trampa>> estructural en la que se encontraban y descender a su nivel de energía más bajo o fundamental, emitiendo en ese momento la energía sobrante en modo de luz (la termoluminiscencia).

El cómo llegaron a situarse los electrones en dichos estados energéticos buenos o malos, anómalos o trampas es mediante la absorción de la energía procedente de la radiación ambiental. Cuando la radiactividad natural presente en el ambiente – la procedente de los isótopos radiactivos naturales, como por ejemplo los del potasio (el isótopo radiactivo K-40) - incide sobre una estructura cristalina, puede provocar que un electrón libre absorba la energía incidente aumentando su nivel energético, y antes de retornar a su nivel fundamental quede atrapado en las trampas cristalinas. Cuanto mayor sea la radiación que se reciba, mayor será el número de electrones atrapados y mayor será la luz que se emita cuando dicho material se caliente.

Vemos, por tanto, que la cantidad de luz que se emite en el momento del calentamiento dependerá del tiempo que dicho material haya estado recibiendo radiación ambiental. Para que esta propiedad física tenga utilidad en datación arqueológica, se necesita, sin embargo, una <<puesta a cero>> de los electrones, un calentamiento previo al momento en el que el resto arqueológico quedó enterrado, pues de lo contrario estaríamos midiendo la edad del mineral, pero no la edad del resto arqueológico.
Es por ello que este método se aplica principalmente a las cerámicas. Durante su fabricación, el calentamiento que sufrieron en el horno liberó a todos los electrones de sus trampas cristalinas.

Esto es, en el caso de las pirámides, de su estructura no es posible datar con exactitud su edad arqueológica. Si hubiesen sido construidas con ladrillo cocido (por ejemplo) no tendríamos ninguna duda. El empeño en achacar a Keops la construcción de la Gran Pirámide, basándonos en inscripciones, jeroglíficos, objetos y demás "pruebas irrefutables" encontrados en la misma, resulta aberrante.
Imagina que llegas a una meseta en  la que encuentras tres magníficas pirámides y como no tienes ni pajolera idea de lo que son, al ver que por dentro están vacías y no hay indicación alguna de para que sirven, te apropias de ellas y como signo de magnificencia instalas tu tumba allí para eternidad y además mandas decorar al efecto para más gloria como monarca.
Pues por ahí van los tiros...

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